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Se que este mundo que hemos creado, algunos más que otros, sobre es
injusto, nos reta cada instante o a desalentarnos, o a luchar, no hay
descanso.
La alternativa está clara, luchar.
Al margen de mis ideas teológicas, sociales o políticas, creo en la
lucha activa mediante la palabra, y nuestra PALABRA es la razón del
sentido comun, la convivencia con nuestro medio natural debiera ser el
espíritu inicial de cualquier actuación de progreso. Lamentablemente,
en este mundo globalizado son destinos opuestos.
No hay mayor violencia que la generación de miseria en el ser humano y
la creación de nuevas tecnologías para el desarrollo de la calidad de
unos pocos destruyendo nuestro entorno natural.
La labor que estáis haciendo en torno a la no proliferación de
estructuras radioactivas que dañarán sensiblemnete nuestros montes,
nuestras aguas, nuestra vida, es decisiva, aun con la batalla perdida,
que aun no lo está, nuestra lección es el hecho de la palabra cuerda,
de la palabra sensata, de la palabra pacífica, de la poética, la del
alma, la palabra de la vida.
Podrán arrastranos arboles muertos, podrán asesinarnos aguas
infectadas, pero la épica de nuestra idea de vida seguirá viva como
permanencia y testigo de la historia.

Desde mi rincón sevillano os anímo, os acompaño y os imploro.

No hay espada más afilada, torre más alta o muro más grueso que la
gota cristalina que cada mañana cae de los ojos ilusionados de un
niño.
Aprendamos de esto y luchemos por ello.

DIEGO SERRANO